MARÍA, MAESTRA

 “María, llévame siempre de tu mano al puerto más seguro: Jesucristo. 
Tú que sabes cómo amar a Jesús, enséñame desde tu Inmaculado Corazón a amarle con toda el alma para que así también pueda asemejarme a Tí”.
(Madre Mª Elvira de la Santa Cruz)


Amar a Jesús y amar a María es un deseo que está en la raíz de todo corazón católico.
El Corazón Inmaculado de María, fue siempre refugio seguro de la Madre Mª Elvira. Si alguien sabe de sus confidencias es María Santísima, si alguien sabe de sus deseos de amar más a Jesús, esa es la Virgen.
Durante el verano anterior a su consagración privada, antes de que existiera la fundación, pasó muchas horas cada tarde en la Capilla de las apariciones de la Casa de la Virgen en Pontevedra, rezando, tratando con la Virgen, acercándose más a Ella para mejor amarla e imitarla. La pequeña capilla era como in imán para ella. María Santísima la estaba preparando poco a poco para llevar a cabo lo que le encomendaría más tarde.
Y así fue, que años más tarde, siendo ya religiosa, su unión con la Virgen Santísima era muy adelantada respecto de otras personas.
Amar más y mejor a Jesús, “con toda el alma”,  era un deseo del corazón de la Madre Mª Elvira y supo pedir ayuda a la única que la podía ayudar.
Para amar más a Jesús y a María, sabemos el camino, sólo hay que seguirlo: María acrecienta nuestro amor a Jesús y Jesús acrecienta nuestro amor a María, Madre suya y Madre nuestra.