”Dejémonos
llevar por el Espíritu Santo y, junto con María, podremos penetrar en Cristo y
Cristo en nosotros con una fuerza que nunca podremos imaginar”.
(M. Mª Elvira de la Santa Cruz)
La
entrega que hizo la Madre
María Elvira con su vida ofrecida a Jesucristo, fue un
completo holocausto.
En
la entrega de la vida a Dios hay muchos grados, el más alto de todos es el
estado religioso, es aquel en el que se le pide a la persona lo más sagrado que
legítimamente posee: la entrega de la propia voluntad a través del voto de la
santa obediencia.
Es
imposible imaginarse, desde el ruido, la dispersión y la superficialidad
del mundo, la profundidad en el amor de Cristo que llega a alcanzar el
alma que no se reserva nada.