MARÍA, GUÍA

 “María, llévame Tú de la mano hasta Jesús”.
(Madre Mª Elvira de la Santa Cruz)


Para hacer oración, ya lo dice Jesús, no hay que ser muy elocuentes o dar largos discursos, no hay que usar muchas palabras. La sencillez encandila el Corazón de Dios.
 La Madre María Elvira era un alma muy sencilla y llana a la que no le gustaban las maneras rebuscadas o artificiales.
Podemos constatar por sus escritos que su trato con la Virgen Santísima fue muy tierno, como el de una niña pequeña con su madre. La Santísima Virgen era su todo y de Ella quiso depender para todo, como Jesús cuando era niño.
 El fin más alto al que cualquier persona puede aspirar es la unión con la Trinidad Santísima, lo cual sólo es posible a través de la amistad y de la adhesión a Nuestro Señor Jesucristo. El camino más rápido y seguro para alcanzar esta adhesión es la Virgen Santísima, su primera discípula, seguidora e imitadora. La Virgen es el camino para ir hasta su Hijo.
 Hagamos de esta sencilla oración una jaculatoria que repitiéndola frecuentemente alcance de la Virgen la gracia de la cercanía con Jesús: "María, llévame Tú de la mano hasta Jesús"